Paradigmas y Teorías del Conocimiento
Una manera resumida y sencilla de definir el conocimiento es como un conjunto de datos e informaciones interrelacionadas, que se derivan de la percepción sensorial de la realidad del sujeto y del entendimiento del objeto conocido, enmarcado dentro del estilo de pensamiento del sujeto. Padrón (2014) indica que los estilos de pensamiento se definen como la forma o método en cómo los seres humanos interpretamos o manejamos la información y cómo solucionamos nuestros problemas, clasificándolos en tres grandes grupos: inductivo-concreto (percepción sensorial de los hechos), deductivo-abstracto (mecanismos de razonamiento) e inductivo-vivencial (conciencia, vivencia interna).
El conocimiento puede ser tácito o explícito. El tácito es intangible, fundamentado en la experiencia de los seres humanos, a través de sus vivencias, creencias y hábitos; por tanto, es transmitido a través de la socialización entre las personas. Por su parte, el conocimiento explícito a diferencia del tácito, es tangible, ya que se presenta a través del uso de las palabras y los números, en forma de datos y códigos universales que se analizan por los miembros de una sociedad con intereses particulares.
Según Elena (2006), el conocimiento puede clasificarse como vulgar o cotidiano, científico y filosófico. De este modo, el conocimiento vulgar es aquel que se adquiere sin métodos, por el simple hecho de vivir, que no requiere ser demostrado ni explicado, puesto que se asocia con las creencias, los sentimientos, las costumbres y la experiencia. El conocimiento filosófico por su parte, busca responder el por qué del por qué, con un campo de estudio que implica el todo e incluso la nada, intentando alcanzar la última causa o el primer principio de las cosas, que se basa en la razón, pero también en la intuición.
El conocimiento científico es en cambio un saber racional e intersubjetivo, basado en la experimentación, que explica las causas de un fenómeno con una estructura lógica, dentro de un objeto de estudio limitado y organizado a través de un método sistemático, de manera tal que unas proposiciones se concluyan de otras en forma coherente y sin contradicciones.
Dentro de un proceso de investigación existen tres planos del conocimiento, los cuales son: ontológico, epistemológico o filosófico y el metodológico. La ontología representa de manera abstracta "el estudio del ser”, es una parte de la metafísica que se dedica al estudio de lo que hay, la existencia y la realidad, tratando de determinar las categorías fundamentales y las relaciones del ser en cuanto al ser. La epistemología estudia la manera en cómo el ser humano a través de sus creencias y forma de pensar, crea el conocimiento, por ello es un proceso amplio y complejo, en el que se pone de manifiesto gran cantidad de fenómenos humanos y de variables que interactúan entre sí. La metodología por su parte, estudia la racionalidad científica, es decir la veracidad de unos supuestos, a través de la aplicación de procedimientos y reglas que permitan alcanzar los objetivos que definen una investigación científica.
De acuerdo con lo mencionado hasta ahora, el ser humano produce conocimiento mediante la aplicación de ciertos enfoques o perspectivas epistemológicas, que con el fin de desarrollar y evaluar sus procesos científicos, le permiten definir y manejar los supuestos de su investigación. Padrón (2007), señala que considerando las variables gnoseológicas (convicciones sobre la fuente del conocimiento: empirismo/racionalismo) y las variables ontológicas (relación del sujeto con la realidad: idealismo/realismo), los enfoques epistemológicos se clasifican en cuatro tipos, los cuales son: empirista-realista (experimentación controlada), empirista-idealista (inducción reflexiva), racionalista-realista (deducción controlada) y racionalista-idealista (argumentación reflexiva).
En este orden de ideas, las teorías del conocimiento se basan en la forma en cómo el ser humano alcanza el conocimiento, clasificándose en: empirismo, racionalismo, fenomenología y hermenéutica.
El empirismo, es una tendencia o teoría filosófica que se fundamenta en la experiencia interna o externa del sujeto, como criterio de verdad en la construcción de conocimiento útil y técnico, considerando que la verdad absoluta es inaccesible al hombre y que toda verdad debe ser probada. El racionalismo es un sistema de pensamiento basado en el uso de las ciencias exactas como las matemáticas, la geometría y la física, para la producción de conocimiento, dentro de un método deductivo anclado en la razón, que rechaza la naturaleza de los sentidos y la percepción, así como la experiencia empírica del individuo.
La fenomenología puede definirse como una corriente filosófica que estudia a través de la intuición, los fenómenos y los objetos tal como se presentan en la realidad, considerando su expresión más simple y natural. Por su parte, la hermenéutica puede resumirse como el arte de interpretar los textos, considerando que el lenguaje es el vehículo universal de comunicación y la fuente donde se expresan las múltiples formas de ver el mundo.
El significado que tiene el término paradigma fue uno de los principales aportes científicos de Thomas Kuhn, el cual se refiere al conjunto de prácticas y compromisos compartidos por una comunidad científica, a nivel teórico, ontológico y de creencias, que definen una disciplina científica durante un período específico. Dentro de las características del paradigma destacan las siguientes:
son soluciones universales a un problema
coordina y dirige la resolución de problemas y su planteamiento
es el modelo de hacer ciencia que orienta la investigación científica y bloquea cualquier supuesto, método o hipótesis
es el soporte en el que se basa el desarrollo de la ciencia normal
consta de leyes y supuestos teóricos
tiene un principio metafísico definido por la concepción de la realidad de las cosas.
conlleva una cosmovisión o figura general de la existencia
Actualmente en la comunidad científica es común el uso frecuente de frases como: cambio de paradigma y/o romper paradigmas, lo que significa que los científicos buscan la verdad de las cosas, investigando más a fondo los fenómenos, sin prejuiciarse por las teorías y conocimientos previos, de modo tal que se mejoren los supuestos existentes, permitiendo así la evolución de los puntos de vista científicos.
La ciencia difiere de cualquier otra manera de generar conocimiento en el método, la estrategia, las tácticas y en general de la forma racional de proceder, que se emplea para explicar los fenómenos y resolver los problemas particulares. Por este motivo, independientemente del estilo de pensamiento del ser humano, del enfoque epistemológico, ontológico o metodológico que dé a su investigación, la construcción de conocimiento es un proceso que permanece en constante evolución, de allí que es importante mantener una actitud crítica ante la interpretación de la realidad y sus fenómenos, pretendiendo romper los supuestos y teorías que se han impuesto en el transcurrir del tiempo, a través de la creación de nuevos paradigmas de investigación.
Referencias Bibliográficas:
Elena, José T (2006). Conocimiento, pensamiento y lenguaje, una introducción a la lógica y al pensamiento científico. Buenos Aires, Editorial Bilbos.
Padrón, J. (2007). Tendencias Epistemológicas de la Investigación Científica en el Siglo XXI. Cinta moebio 28: 1- 32. Disponible en:
http://www.revistas.uchile.cl/index.php/CDM/article/viewFile/25930/27243 Revisado el 19-Feb-2017
Padrón, J. (2014): Proyecto de Epistemología en DVD. Doctorado en Ciencias Humanas, Maracaibo: La Universidad del Zulia. Disponible en: http://padron.entretemas.com.ve/Notas_EP-EnfEpistPdigmas.pdf Revisado el 19-Feb-2017